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Alumni CBM: Entrevista con Marco Milán

AlumniCBM

13 September 2024

En nuestra serie de entrevistas AlumniCBM contamos hoy con Marco Milán. Marco se licenció en Biología en 1991 por la Universidad Complutense de Madrid. Se doctoró en 1995 por la Universidad Autónoma de Madrid en el laboratorio de Antonio García-Bellido en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM). En 1997 se incorporó al laboratorio de Stephen Cohen, donde tres años más tarde pasó a ser científico en plantilla en el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL) de Heidelberg. Desde 2003, es Profesor de Investigación ICREA y dirige el grupo de Desarrollo y Control del Crecimiento en el IRB Barcelona. Además, desde 2022, es miembro de la junta de la Sociedad Europea de Drosophila y desde 2023 es miembro de EMBO.

Iniciaste tu carrera en el CBM ¿De qué forma crees que ha condicionado tu forma de trabajar?

Completamente. Llegué como un joven licenciado en biología por la Universidad Complutense, y todo lo que sé ahora, cómo he trabajado durante la tesis, el postdoc, cómo llevo el laboratorio y lo gestiono, cómo hago los experimentos y pienso en ello, todo lo aprendí en el CBM, con Antonio García Bellido (mi director de tesis) y con Sonsoles Campuzano, con la que trabajé mano a mano en mi proyecto de tesis. Antonio fue quien “construyó” mi cerebro como científico, me ayudó y me enseñó a enfrentarme a problemas científicos, a identificarlos e intentar solucionarlos, y buscar una respuesta. Antonio tenía una visión de la ciencia muy excepcional. Entre Antonio, Sonsoles y el colectivo de moscólogos del CBM en los años noventa construyeron la forma de pensar en ciencia que tengo ahora.

¿Qué es lo que más valoras y recuerdas de esa época?

El espíritu de pertenecer a un colectivo unido de laboratorios trabajando en el modelo de Drosophila. La ciencia que se estaba generando era de impacto internacional, no tanto por las revistas en las que se publicaba, sino por toda la gente que venía de otros países al CBM para visitar la famosa escuela de Drosophila de España. De hecho, casi toda la comunidad de Drosophila de España venimos directa o indirectamente de Madrid, y todos nos hemos educado en los mismos valores científicos, somos como una gran familia. Además, recuerdo y valoro los seminarios de “mosca” a los que iba todo el mundo cada martes por la tarde ya fuese estudiante, postdoc o jefe de grupo.  La fidelidad al colectivo, la contribución científica y las intensas discusiones eran extraordinarias.

¿Qué referentes has tenido en la investigación?

Antonio García-Bellido fue mi referente en los inicios de mi carrera. De hecho, cuando hablo con mis estudiantes en las reuniones del laboratorio me doy cuenta que a menudo utilizo las mismas palabras o expresiones que Antonio. Tras el CBM me fui con Stephen Cohen al EMBL, y aprendí de él el pragmatismo en ciencia: la eficiencia en generación de experimentos, la interpretación de resultados, la “big picture”, la pregunta biológica, las interacciones con la comunidad internacional. Aparte de estos dos pilares, tengo más referentes científicos con los que me he cruzado durante mi carrera entre los que incluyo a Juan Modolell, Ginés Morata e Isabel Guerrero durante mi tesis doctoral, Carlos Dotti y Anne Ephrussi durante mi período en el EMBL, o Angelika Amon, Pierre Leopold o Jean-Paul Vincent durante me etapa como jefe de grupo.

¿Cuáles son los principales retos a los que te has enfrentado estos años?

El reto fundamental al que me enfrento es la reinvención continua en ciencia. Cada 5 años he intentado encontrar un problema científico nuevo. Por ejemplo, en mi tesis trabajé en proliferación y muerte celular, en el postdoc trabajé en señalización celular y regulación génica, y cuando empecé en mi laboratorio comencé a estudiar cómo los morfógenos regulan proliferación celular, introdujimos la Drosophila como modelo en tumorigénesis y ahora trabajamos en aneuploidías y su impacto no sólo en tumores sino en el contexto de desarrollo. El reto es seguir haciendo de Drosophila un organismo modelo fundamental para el campo de la biología en general y la biomedicina en particular.

 Desde 2019 eres jefe del Programa de Mecanismos de Enfermedad en el IRB Barcelona, ¿En qué nos puede ayudar la mosca del vinagre como modelo de investigación hoy en día?

La Drosophila, como sistema modelo, permite aislar un sello distintivo de una enfermedad en particular -por ej. las repeticiones de Hungtintina en enfermedades neurodegenerativas, el APP en Alzheimer, la caquexia o inestabilidad cromosómica en cáncer- y generar un modelo altamente reproducible para caracterizar a nivel genético, celular y molecular el papel de este sello distintivo en el desarrollo de la enfermedad. Uno de estos sellos distintivos es la caquexia o pérdida de masa muscular y tejido adiposo de pacientes con tumores malignos. Hace pocos años, trabajos con Drosophila descubrieron algunas de las moléculas implicadas en caquexia. Demostraron que la caquexia es consecuencia de una contradicción dentro del organismo: el organismo ingiere alimentos, pero piensa que no está comiendo. Los tumores malignos expresan moléculas que bloquean la actividad de la insulina, por lo que el tejido adiposo y músculo lanzan sus recursos energéticos, y el organismo pierde masa muscular y tejido adiposo de forma dramática. Con la mosca no curas la enfermedad, pero aportas conocimiento para entender las enfermedades humanas desde otro enfoque. Al final, todos los organismos modelos contribuyen, ya sean levaduras, bacterias, gusanos, moscas peces cebra o ratones, y la investigación básica, y su generación de conocimiento, es fundamental para el campo de la biomedicina. Sin conocimiento procedente de la investigación básica, no entenderemos nunca la enfermedad.

¿Nos puedes contar un poco más del trabajo que lleváis a cabo en el IRB?

Nuestra temática actual es entender cuál es el impacto de la aneuploidía – un número incorrecto de cromosomas – a nivel celular, de tejido y de organismo, usando Drosophila como sistema modelo. La aneuploidía es altamente deletérea, y en humanos causa abortos espontáneos, desarrollo aberrante del sistema nervioso, envejecimiento prematuro y cáncer. Los tumores sólidos en humanos tienen unos altos niveles de células aneuploides y la pregunta que ha abordado mi laboratorio durante los últimos años es entender cuál es la función de esta aneuploidía en cáncer, si tiene alguna. Hemos demostrado que la aneuploidía induce a las células a entrar en senescencia, y a expresar moléculas mitogénicas, pro-inflamatorias y hormonas sistémicas. La presencia de estas células senescentes en tumores epiteliales y las moléculas que secretan ejercen un papel fundamental en el crecimiento ilimitado de los tumores, su capacidad invasiva y su malignidad. En estos momentos, estamos analizando el papel de aneuploidías sistémicas en el desarrollo del sistema nervioso, donde en humanos es bien conocido que inducen microcefalia y retraso cognitivo. Más recientemente, se ha visto que durante el desarrollo del embrión humano la primera división mitótica genera muchos errores y los embriones en sus etapas iniciales contienen un alto número de células aneuploides que se eliminan en etapas posteriores para producir fetos que sean casi 100% euploides. La pregunta es cómo se eliminan esas células aneuploides. Lo que estamos haciendo en estos momentos es usar la mosca para generar mosaicos de células euploides y aneuploides para estudiar si existen eventos de competición celular

Desde que empezaste tu carrera en el CBM, has pasado por diferentes laboratorios hasta liderar el tuyo propio en el IRB. En base a tu experiencia ¿qué consejo le darías a un joven investigador?

Yo le aconsejo que se vaya fuera, aunque depende del contexto ya que cada uno tiene su historia familiar y particular, pero que vaya a otros laboratorios, que vea otras formas de llevar los laboratorios y que tenga la oportunidad de conocer a gente.  Al final, la vida de un científico tiene un alto componente social de conocer e interaccionar con otros científicos con los que contrastar hipótesis y resultados. Otra parte fundamental es buscar un buen mentor, alguien que realmente te cuide y te ayude en tus pasos, y si no lo encuentras en tu director de tesis o de postdoc, hay que buscarlo en tu entorno. Por otro lado, le aconsejaría que busque desafíos, que se pruebe y que se aleje de la zona de confort, porque al final esto también ayuda a la ciencia. Recientemente se ha publicado un artículo sobre la relación entre el Alzheimer y el metabolismo del colesterol, y esta relación se da únicamente cuando viene gente de campos diferentes y lo aborda con otras preguntas. Y, por último, le diría que se lo pase bien, porque eso es fundamental.

¿Qué es lo que te lleva a seguir en la investigación?

Dos cosas. Por una parte, el desafío de encontrar la pregunta que realmente me apasione y me haga levantarme cada día por la mañana para intentar entender y responder. Por otra parte, la interacción con la gente de mi laboratorio, con los estudiantes y ver cómo se van construyendo científicamente dentro del laboratorio. El día que llega su primer “no”, son capaces de argumentar científicamente y contradecirme no tiene calificativos.

¿Sigues manteniendo vínculos con el CBM? ¿Por qué crees que es importante mantenerlos?

Mantengo vínculos personales y científicos con el CBM porque es mi casa, es el sitio donde yo crecí.

 

13 de Septiembre 2024

 Teresa de los Reyes Corrales / Comunicación CBM

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