Pedro ha sido una persona importante en la historia del CBM, del que fue director en 1985. Su labor durante los años 70 – 90 del pasado siglo contribuyó de forma muy significativa a la reputación internacional de nuestro centro y a generar una tradición científica de excelencia en el área de Biología del Desarrollo. Con él se formaron varios científicos relevantes en la disciplina.
Pedro fue uno de los primeros doctorandos de nuestro también compañero Antonio García-Bellido y desde el principio destacó por su comprensión del enfoque genético y su creatividad. Después de un periodo postdoctoral en la Universidad de California en San Diego con Dan Lyndsley, el genetista de Drosophila más reputado del momento, Pedro regresó a España y se integró en el CBM, donde permaneció el resto de su vida profesional. Pedro era un genetista excepcional; su conocimiento y manejo de las endiabladas combinaciones genéticas de Drosophila eran legendarias, así como su implacable espíritu crítico, del que muchos nos beneficiamos.
Fue Director General de Investigación en los años 89-90. Esta etapa fue breve – Pedro no estaba llamado a los despachos de gestión – pero muy efectiva, ya que resolvió varios asuntos que habían estado pendientes durante mucho tiempo, como por ejemplo la regularización de las nóminas de los becarios.
Los últimos años de su vida profesional transcurrieron en el laboratorio de Isabel Guerrero. Los que trabajamos en la 4ª planta lo veíamos hasta hace pocas semanas con sus bandejas de tubos y botellas de moscas dirigiéndose a hacer sus cruces, como hacíamos en los años 70, y que él seguía haciendo con la misma ilusión y rigor. En su ultimo proyecto, Pedro encontró una nueva mutación que denominó Bavaglio (Bav, mordaza) en homenaje a sus colaboradores italianos. El nombre de la mutación es muy significativo ya que mutaciones en Bav silencian la expresión de algunos mini-genes en Drosophila.
En las últimas décadas la forma de trabajar en biología experimental ha sufrido un cambio radical, con la introducción y uso masivo de métodos moleculares de alta definición y un enfoque estrictamente mecanístico. Pedro era un genetista de la vieja escuela, más interesado en los fenómenos que en los mecanismos. Ambos enfoques, el fenomenológico y el mecanístico, deberían ser complementarios.
Con Pedro se marcha una parte importante de la historia del CBM.
Ginés Morata
Profesor de Investigación en el CBM